La opinión de Walter
Como muchos ya sabéis, tras 20 años en el Círculo Ferrolano de Ajedrez, este año motivado por la gran ilusión y el trabajo realizado por la Asociación Socicultural Xuvenil e deportiva da Escola Luguesa de Xadrez de Xaquedrum, he decidido poner rumbo a Lugo para formar parte de este proyecto.
A lo largo de la liga intentaré contar desde mi punto de vista las vivencias de cada sábado, ya que es en la liga donde el ajedrez gallego junta más cantidad de jugadores, y donde un deporte completamente individualista da paso a uno de equipo.
En preferente se juega a 6 tableros, y normalmente hace falta llevar 2 coches, así que en nuestro caso los jugadores que partían de Lugo Ansuar y Arango iban directos a Vilagarcía y el resto partimos desde Santiago.
Quedamos para comer en la siempre hospitalaria casa de nuestro delegado Carballo, y tras un ligero rodeo para salir de Santiago, aparcar claramente lejos del local, preguntar en varias ocasiones… al fin conseguimos llegar a la casa da Xuventude con unos minutos de demora.
Técnicamente era un debut para todos y cada uno de nosotros; Lariño nunca había jugado de primer tablero (no creo que por falta de talento, pero técnicamente es un debut), para mí es un equipo nuevo, y las 4 espadas de Xaquedrum (a saber Carballo,Ansuar, Arango y Graña) era su primera partida en división de honor.
Una de las cosas más destacables, es que era un duelo de verdes contra rojos; es todo un detalle que ambos equipos íbamos uniformados, una práctica que debería ser obligatoria. Al no estar acostumbrados nos parece normal, pero comparando con otros deportes de incluso menos tirón como los dardos, cuando se juega por equipos es importante al menos aparentar ser un equipo. Es muy bonito ver el trabajo de Vilagarcía, ya que hoy al ser la primera ronda todos los filiales se enfrentaban entre sí, con un 95 % de gente con la sudadera del club.
La tarde no empezó especialmente bien para nosotros; si bien a priori teníamos menos Elo en todos los tableros salvo en el primero, tal y como fueron las partidas merecimos más.
Los primeros en acabar fueron Graña y Arango; el primero sacrificó un peón por ataque, que tenía buena pinta, pero luego se dejó otro, y con ese segundo se esfumaron el ataque y las posibilidades de tablas. El mayor problema de la máxima categoría es que los errores se pagan caro. La posición estaba igualada en hasta ese momento, pero apenas había comenzado el medio juego, y una posición con desventaja al iniciar la ronda… no auguraba buenas esperanzas. Conde jugó correcto y no dio opción. Mientras tanto, la partida entre Arango y Luis Segura fue cuanto menos diferente. El problema vino que a pesar de no ser una posición habitual, no era mala para nuestro jugador. Hubo unas pequeñas complicaciones tácticas, y en una jugada a los Kieseritsky se dio un jaque en f3 al aire, para dislocar los peones blancos… pero al captura de dama, la posición negra se derrumbó cual castillo de naipes.
Sin duda, la partida más igualada fue la de Julkin contra Carballo. Teníamos una estrategia preparada, y era la de pedir tablas en la apertura, y contando con que las rechazase, luego Carballo iba a mandar h5 y h4, influenciado por nuestro primer tablero, como si no hubiese un mañana… pero todo esto contando con una sólida posición del habitual repertorio de Julkin. Sin embargo, fue una francesa, se habían cambiado las damas, y Carballo mandó todas al toque y pidió tablas. Eso es importante, si se diseña una estrategia, se cumple y punto. Julkin dijo que no (ya contábamos con eso), luego Carballo en un final que estaba mejor le dijo que no a él, pero al final no fue suficiente para decantar la partida para ningún lado.
Mientras tanto, en nuestro primer tablero, Lariño no tuvo su día; jugó un esquema sólido, pero cometió un par de imprecisiones, y a partir de ahí Julio Suárez sacrificó una pieza y no hubo manera de salvar ni medio punto. Una pena ya que es la primera vez que Julio le gana, pero no hay que quitarle méritos ya que es un gran jugador e hizo una muy buena partida.
La penúltima en acabar fue mi partida (poco habitual en mí). La partida empezó de forma simétrica, pero cuando se rompió la simetría ya no sabía más. El tema es que al estar en medio de los Davides (vamos decir el bruto y el talentoso, pero no especificamos quien es quien), decidí que lo mejor en estos casos es tirar un peón. Lo malo es que 2 jugadas después (habitual falta de talento táctico), una brillante jugada de Lucas me dejó en una posición ya no tan prometedora. En ese momento, hay una línea en la que se queda con cierta ventaja. La suerte para mí fue que no hizo la mejor jugada, y a partir de ahí la posición estuvo siempre igualada, a pesar del peón de menos. Como suele pasar en estos casos, al tener cierta compensación sus jugadas eran más difíciles que las mías, lo que hizo que cayese en apuros de tiempo. Yo como suelo hacer en estos casos, jugué también rápido y en un momento, ya con cierta ventaja, recupero el peón y consigo una posición prometedora. Pero ahí, otra vez una omisión por mi parte, Lucas entregó su dama por Torre y Alfil, y ahora el peón que tiene es como una bala, y mis piezas están descoordinadas. Ahí gasté el tiempo que me quedaba hasta los 15 minutos, pero si bien se podía afinar mucho para ganar, encontré una manera defenderme. Pero el segundo regalo de la tarde, y en este caso resultó decisivo. En una posición de tablas, me regaló un peón en séptima. En su defensa he de decir que llevaba varias jugadas con segundos en el reloj, y yo jugando casi al toque, pero lo justo hubiese sido un empate. Después de eso la posición ya está probablemente ganada, pero aún encima cometió un par de imprecisiones, y mis jugadas que eran más fáciles hicieron que al final me llevase el punto.
Por último, Caissa repartió la suerte esta vez del lado de los locales, ya que Ansuar tenía una posición ganada en la apertura, pero no concretó en ese momento, y tras unos apuros complejos con calidad de más, perdió por tiempo con Torrado. Si bien la posición final no era fácil de ganar, al menos unas tablas hubiesen servido de consuelo, pero el punto entero es un varapalo.
Quizás un 3,5 a 2,5 hubiese sido más justo, pero como suele suceder con los novatos, pagamos nuestra inexperiencia en los momentos clave, y perdimos la única partida en la que teníamos ventaja.
La próxima jornada recibimos en casa a Xadrez Algalia, que tras la marcha de Marcial a Rianxo puede que pasen algún apuro para salvarse, pero esperemos que la amplia experiencia que tienen en división de honor no pueda con la ilusión que claramente tiene el equipo de Xaquedrum.
Walter López
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